Manual para acabar con los pequeños déspotas
Nunca en la historia los padres se han preocupado tanto por sus hijos como lo hacen hoy en día. Se dedican a ellos en cuerpo y alma, acuden a cursillos antes incluso de que nazcan, hacen talleres, leen libros, se implican en asociaciones de padres de alumnos, se involucran en otras entidades y plataformas relacionadas siempre con sus vástagos… “Podría decirse que es una generación que ha ‘profesionalizado’ la paternidad. Quieren ser padres excelentes, que sus hijos no sufran, que tengan una magnífica preparación y que sean felices”, en palabras de la prestigiosa psicóloga, terapeuta y educadora social Maribel Martínez.
Todo eso está muy bien. Pero entonces, ¿por qué cada vez hay más niños inseguros, dependientes, déspotas, con trastornos de ansiedad, miedos, fobias, baja tolerancia a la frustración, adicción a las pantallas, rebeldes, incapaces de controlar sus impulsos, con problemas para dormir, que arrastran la autoestima por los suelos o a los que les falta motivación? Muy sencillo. Porque a pesar de nuestros denodados esfuerzos, de nuestras buenas intenciones y de nuestros elevados propósitos, estamos haciendo las cosas mal.