¿Qué alimentos nos roban y facilitan el sueño?

Qué comemos, cuándo y cómo influye en nuestra salud. Hasta aquí no descubrimos nada nuevo: la relación entre la comida y patologías como la obesidad o las enfermedades cardiovasculares es conocida. Lo que quizá no lo es tanto es que la alimentación, el proceso por el cual obtenemos los nutrientes esenciales para el desarrollo de todas las funciones vitales del organismo, juega un papel determinante en la vigilia y el sueño.

Los hábitos de la sociedad han cambiado en los últimos años. Ahora ya no comemos sólo cuando tenemos hambre. Tal y como señala la Sociedad Española de Sueño (SES), el tiempo dedicado a la comida está muy condicionado por los hábitos sociales, el ritmo laboral, los turnos, la convivencia y la conveniencia (además de la religión y el ocio) y todo ello influye en la calidad del sueño, al igual que, que éste sea insuficiente o fragmentado puede afectar a nuestra conducta alimentaria. De hecho, dormir poco o mal produce un desequilibrio en las hormonas que regulan la saciedad y el apetito aumentando el riesgo de sobrepeso y obesidad. Además, las personas obesas duermen peor.

 

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