Disfrutar con el deporte (artículo de Gema Sancho)
Marcos se levantaba temprano cada mañana para ir a entrenar. Después, un desayuno y a clase. El colegio no le importaba mucho, en su cabeza sólo cabía el deporte, quería ser profesional. Las clases de por la tarde solía saltárselas, aprovechaba para ir al fisio o al gimnasio. Su objetivo era estar en forma para afrontar los entrenamientos de la tarde.
Hacía dos años que no vivía con sus padres y se había trasladado a una residencia junto a otros deportistas de alto rendimiento. Por la noche, después de la cena, apenas le quedaban fuerzas para ver algún vídeo en el móvil o comentar las últimas noticias deportivas con algún compañero. Vivía por y para el deporte.
Cuando los resultados empezaron a no acompañarle, Marcos se vino abajo. Ya no soportaba la presión de los entrenamientos y empezó a no disfrutar con su deporte. Todo lo que para él era importante hasta ese momento, de repente desapareció. Como Marcos, cientos de chicos y chicas dedican cada día toda su energía al sueño de llegar a ser deportistas profesionales. Algunos lo logran, pero muchos se quedan por el camino.