El efecto del yogur y el estrés en la microbiota influye en la salud

La implicación de las bacterias intestinales en muchas enfermedades es abrumadora, de ahí el interés de una composición microbiana saludable. Científicos españoles han visto qué alimentos y hábitos le sientan peor a nuestro segundo cerebro.

La microbiota, esos dos kilos de bacterias (unos cien billones de microorganismos) que pueblan el intestino humano, es una de las grandes estrellas de la investigación desde hace más de una década. Descubrir que lo que hacen los inquilinos de nuestro sistema digestivo repercute en la salud, y que están detrás de enfermedades tan dispares como la obesidad, la esclerosis múltiple, problemas cardiovasculares, diabetes o ansiedad y depresión, es apasionante también para los ciudadanos de a pie, porque tenemos a nuestro alcance un poderoso talismán contra muchas afecciones.

La cosa es tan sencilla (eso pensamos) como mantener una buena microbiota, aunque ¿quién sabe realmente la fórmula de una microbiota beneficiosa? Decir que tiene que existir un equilibrio entre las bacterias buenas (bacteroidetes) y las dañinas (firmicutes) es simplificar al máximo debido a las numerosas variables que entran en juego, desde la alimentación a factores ambientales, estilo de vida, etc. Además, los investigadores suelen analizarla en situaciones patológicas pero no en individuos sanos, a pesar de que es muy plástica y reacciona a los cambios y situaciones endógenas y exógenas.

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