¿Cuánto dura un yogur abierto? ¿Los congelados siempre son seguros?
La EFSA ha publicado una guía para ayudar a los proveedores de alimentos en su tarea de informar a los ciudadanos del tiempo de consumo seguro y de caducidad de un producto. El objetivo no es otro que atajar el desperdicio.
El desperdicio de alimentos es una de las paradojas más dramáticas de nuestro tiempo, ya que, como denuncia la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada vez hay más personas que pasan hambre y, paralelamente, el desperdicio de alimentos se hace insoportable (según esta organización, en el camino que va de la cosecha al mercado minorista se pierde un 14% del total de alimentos producidos en el mundo, una cifra a la que hay que añadir el desecho en los comercios, los domicilios, etc) y supera los 930 millones de toneladas.
Para revertir este dato aterrador, numerosas organizaciones públicas y privadas están promoviendo estrategias orientadas a un mejor aprovechamiento. La propia FAO ha elaborado una lista con 15 propuestas dirigidas a los consumidores y a la industria alimentaria, entre ellas mejorar la comprensión del etiquetado.
La duda entre consumo preferente y fecha de caducidad genera 8,8 millones de toneladas de desperdicio de alimentos en la UE.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha recogido el guante y se ha movilizado para poner freno a este derroche. En diciembre, el Panel de Riesgos Biológicos de la EFSA desarrolló una herramienta para ayudar a las empresas de alimentación a decidir cuándo aplicar a sus productos fecha de caducidad o fecha de consumo preferente porque detrás de esta confusión hay 8,8 millones de toneladas de desperdicios en la UE. Ahora ha dado un paso más y ha publicado una guía para ayudar a los proveedores de alimentos a decidir qué información deben dar a los consumidores sobre el almacenamiento y los límites de tiempo para su consumo seguro.