Leche de vaca: ¿qué nos aporta realmente?

Desde hace tiempo se han ido extendiendo una serie de falsos mitos sobre la leche de vaca que han puesto en tela de juicio a este alimento básico de nuestra dieta. Desde que aumenta la mucosidad, perjudicando a las personas con problemas respiratorios, hasta que no ofrece ningún beneficio más allá de la infancia, pasando por que provoca obesidaddiabetes y problemas cardiovasculares.

Sin embargo, endocrinólogos y nutricionistas parecen estar de acuerdo en que se trata de un alimento único que no debemos desterrar, salvo que seamos alérgicos o intolerantes. En CuídatePlus hemos hablado al respecto con Mónica Pérez, presidenta de la Asociación Pro-Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Extremadura y miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn); y con Miguel Civera, del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Ambos explican que se trata de un alimento muy completo, rico en proteínas de alta calidad, que aporta calciomagnesiovitaminas liposolubles y aminoácidos esenciales que el organismo no puede sintetizar y que solo podemos aportar a través del alimento. “Estos aminoácidos son claves a nivel estructural, interviniendo en la síntesis de tejido muscular, piel, huesos, formación de hemoglobina, anticuerpos y otras moléculas, por ejemplo, pero también con capacidad funcional a nivel inmunitario, cardiovascular y digestivo, gracias a los péptidos bioactivos”, indica Pérez.

Un proceso diferente en función de la edad

A pesar de lo completo que es este alimento, lo cierto es que no se procesa de la misma manera en función de la edad del consumidor. Esto se debe a las concentraciones de lactasa, la enzima que hidroliza la lactosa en glucosa y galactosa para que pueda ser absorbida por el intestino. Ésta disminuye progresivamente con la edad, hasta el punto de que es frecuente encontrar personas de edades avanzadas que tienen problemas para digerir la lactosa.

Aunque, por lo general, los adultos mayores pueden consumirla de manera habitual sin complicaciones en su digestión. De hecho, según Civera, estas concentraciones de lactasa también dependen de factores genéticos y raciales. “Las poblaciones del norte y oeste de Europa y los nómadas del norte de África son los que mejor mantienen los niveles de lactasa en la edad adulta”, apunta.

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